Rincón Popular

Lugar de encuentro para afiliados y simpatizantes del Partido Popular de España en Estados Unidos.

24 febrero, 2009

El silencio

Los despropósitos del gobierno socialista dan mucho para comentar. Pero no me interesa hoy hablar de la dimisión del Ministro Bermejo o de Garzón o de los viajes a Siberia de la Ministra de Fomento. No.

Hoy la noticia la protagoniza un padre de familia. El padre de Marta del Castillo. Este hombre ha tenido el valor de ir a La Moncloa y de pedirle Presidente del Gobierno tres cosas: protocolo de actuación por parte de la polícia en casos como los de su hija, cumplimiento íntegro de las penas y referendum para implatar la cadena perpetua como respuesta a estos crímenes. El Presidente Zapatero se ha escudado en su dialéctica vacía sobre la reforma de la Constitución. Ante eso el padre de Marta ha respondido lo que muchos ciudadanos pensamos y decimos: "Los españoles dormimos igual si nos gobierna un rey o una reina, pero no dormimos igual si nos falta un hijo en casa". La respuesta del Presidente ha sido el silencio. El silencio de quién sabe que el otro tiene razón pero él nunca se la dará.

Para JLR Zapatero ser Presidente no es estar al servicio de los españoles, es una oportunidad para transformar la sociedad. No importa el precio a pagar por ello. Fue el ex-ministro Bermejo quien mejor definió ese modo de ver la política: "soy rojo y como tal actúo". Por supuesto que todo político intenta gobernar de acuerdo a su ideología.

Sin embargo, quien gobierna nos prometió talante y diálogo y ahora da como respuesta el silencio. Nos prometió la paz y habló todo lo que pudo con los terroristas. Y ahora no puede responder a un padre de familia.

Don Antonio del Castillo no le pidió la pena de muerte, no le pidió la tortura ni siquiera le pidió establecer ya la cadena perpetua. Solo le habló de convocar un referendum. Una propuesta serena y reflexionada. Para el Presidente Zapatero eso solo merece indiferencia.

Más le preocupa que el Jefe de Estado pueda ser mujer. Sinceramente, eso es irrelevante. A menos que uno solo gobierne para la imagen, para el símbolo. Para jugar a la iconoclastia. No por jugar, no por placer. Por romper y para transformar. Aunque eso no nos importe a los ciudadanos. O al menos a una gran mayoría de los ciudadanos que vivimos en el mundo real.

23 febrero, 2009

El límite

Iba a escribir algo en contra de la propuesta de reforma de la Ley del Aborto aprobada por la Comisión de Igualdad, con el voto en contra del PP y a favor del PSOE, IU, ERC, BNG, etc. Iba a escribir que es una barbaridad decir que no debe haber conflicto entre los derechos del niño y los de la madre. Más cuando se excluye también al padre y más cuando se propone que las chicas de 16 años puedan prescindir de todo permiso paterno.

No obstante, reconozco que cuando me siento a escribir sobre este tema siento un profundo desánimo. Llevamos mucho tiempo hablando de ello. Llevamos años argumentado sobre la condición humana del zigoto. Llevamos siglos sosteniendo que el concepto de pre-embrión es tan válido como seguir afirmando que el Sol gira alrededor de la Tierra. Argumentamos, buscamos literatura, ponemos orden y razones ante los gritos e insultos. Debatimos que los plazos y condiciones que imperan en el ámbito legal actual no responden a realidades. Decir que un embrión no lo es hasta el día quince de desarrollo, o afirmar que es un amasijo de células desorganizadas sin estructura, o sostener que no es humano, es no querer reconocer los hechos biológicos ni querer entender el desarrollo embrionario. Sin embargo, muchos médicos y científicos aceptan estos planteamientos sin ningún problema. Y siempre encontramos los mismos caminos sin salida, los mismos falsos debate y las misma argumentaciones emocionales tanto si se trata del aborto como de las células madre embrionarias.

A lo largo de estos últimos años me he encontrado participando o leyendo en foros varios sobre estas cuestiones y parece que no podemos salir de un círculo en el que se mezcla ciencia, religión, ética, filosofía y política en cantidades diversas y sin criterio. Eso, en el mejor de los casos ya que lo más normal es acabar recibiendo una dosis de insultos varios. Me pregunto, entonces, cual es el motivo de esa pasión, de ese delirio que lleva a negar lo observado en favor de lo deseado. Pienso que el debate esencial no es el aborto ni las células madre. Siendo importante no acaba de explicar la situación. Más bien pienso que es el derecho a decidir, el derecho de uno mismo por encima de todo, el derecho a no tener ninguna limitación de ningún tipo respecto a lo que está en juego. Es decir, el viejo tema de la libertad, de los derechos y los deberes. El viejo tema de nuestros límites. Creo que solo desde esta perspectiva podemos entender que lo que se está debatiendo va más allá del aborto o de los derechos del embrión. No estoy alejándome del debate real. Solo lo estoy poniendo en perspectiva. Pienso que es importante no olvidar que un debate sobre el embrión humano y sus derechos no puede relativizarse ni argumentarse desde posiciones acientíficas. Algunos opinarán que tampoco es lícito plantearlo en términos religiosos cuando muchos ciudadanos se posicionan como ateos.

Y pese a todo ello, el debate se realiza en un oscura comisión sin otra consideración, sin desarrollar toda la información para que el ciudadano sepa de lo que se está hablando y teniendo siempre a mano el recurso de la descalificación y el insulto en caso de que alguien opine lo contrario. El debate sobre los derechos del embrión humano supera en mucho el estricto debate parlamentario y no puede ser reducidos a un juego de intercambios de argumentos dudosos. Pero se sigue adelante sin dudar. ¿Acaso no se han impuesto moratorias en otras cuestiones cuando no se quiere entrar en el debate o cuando hay dudas razonables?

Esta reforma de Ley del Aborto no aborda los problemas generados por la ley vigente. Ni responde a la cuestión de los abortos crecientes en España (100,000 en 2008). Es simplemente un paso más para responder a la pregunta que planteaba previamente. Un paso más para decir que nuestra felicidad solo será completa cuando no tengamos restricción alguna.

Y sin embargo, algo les dice que eso es falso. Algo les dice que se equivocan. Si no ¿porque defender el aborto con tanta vehemencia, con tanta pasión, especialmente por parte de aquellos que se dicen defensores del talante y que relativizan toda posición ideológica?

Ante la duda, optan por seguir corriendo hacia adelante. No hay moratoria que valga en este caso.

14 febrero, 2009

Sísifo post-moderno

Como Sísifos post-modernos cada día nos levantamos con nuestra pesada tarea de volver a subir la piedra hasta la cima de la colina para que vuelva a caer rodando y así volver a empezar. Parece que nada rompe el ciclo. Desde la colina, nuestros dioses del olimpo post-modernos nos miran con complacencia. Son los nuevos moralistas. La izquierda erigida en criterio moral absoluto en un mundo que ellos quieren tan relativo como sea posible mientras no cuestione su supremacía. En ese mundo, todo vale. Gobierno y Poder Judicial hablan, pactan y deciden, como siempre, como antaño el Caudillo, cazando muflones, ciervos o perdices. Poco importa. La cuestión es que sin pudor, sin reparo asi es como el poder parte y reparte. Ayer eran tramas de espionaje, hoy supuesta corrupción. Cuando más arrecia la crisis, cuando el Presidente del Gobierno es zarandeado en el Parlamento y solo ofreces respuestas balbuceantes sale siempre el viejo Garzón, el de toda la vida, el hombre limpio, paradigma de la justicia ciega para, después de darle a unas cuantas perdices, liebres o muflones en compañía del ministro Bermejo, salte de nuevo con una actuación mediática estelar.

Pero no deja de parecerme curioso el momento escogido. Romper el ciclo de noticias negativas echando basura. Poco importa si la basura es limpia o está contaminada. La cuestión es echar. La cuestión es darle un patada a la bola de Sísifo y que vuelva a empezar. Eso es lo fundamental. La izquierda es moralmente superior. Si se equivoca es un pecado venial. Si lo hace la derecha es siempre un pecado mortal. Sin excusa. Esa es, y ha sido siempre, la imagen del talante. Los dioses de la izquierda siguen sentados en el borde de la colina, tirando los huesos de las perdices, de los muflones y de los ciervos a la cabeza de Sísifo. Esa es la democracia socialista. Los señoritos del cortijo despreciando los problemas de los ciudadanos. Desde su colina, desde sus cacerías no les oyen. Dicen que hay crisis. Bueno, ya daremos más limosnas. Pero no reformaremos nada. No podemos desmontar el chiringuito ahora. No sea que la gente se enfade y vaya a la huelga.
Aquí lo que importa es que Sísifo nunca suba a la colina y que la piedra siga cayéndose. Nada más. Y mientras tanto, otra ración de ciervo o de jabalí.